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sábado, 19 de abril de 2014

11 de Abril.

Siempre sostuve  mi inoportunidad en el tiempo, para desarrollar aquello q la vida me ofrecía en cada momento.
Remontandome a mi infancia, puedo recordar como me era prohibido jugar a todo aquello q mas me gustaba; las chapas, aquellas tan adornadas con fotografías de los ciclistas y futbolistas de la época;  las canicas, con sus colores soleil e incluso del arco iris, a fútbol, en fin, un abanico de posibilidades del q sólo los chicos podían disfrutar.
A pesar de las prohibiciones, alguna vez me entregué, y con gran esmero, a jugar con aquellos pecados; se ve q mi afición al riesgo despertó,  sin necesidad de empujón alguno, a edad bastante tempranera.

A lo largo de mi vida nunca me amilané, cierto es, comí y bebí de las emociones q cada día se me presentaron. Incluso alguna vez corrí demasiado, pero todo fué hecho desde la mas absoluta honradez, la honradez con l@s demás, y lo q es mas importante, conmigo misma. Todos fueron hechos no buscados, eso sí, pero tp disparatados. Nadie ni nada  se me presentó por sorpresa, aunq he de decir, q sí de repente.

Y ahora me encuentro q,  habiendo vivido bastante mas de la mitad de mi vida, esta empieza a mostrarse juguetona conmigo. Ahora, con una trayectoria vital mas o menos estable, me encuentro en la puerta de salida de una carrera emocional q sí q me cogió por sorpresa. Nada q yo haya buscado, nada q estuviera esperando, nada q tuviera guardado en el cajón de los deseos, pero q ahí está, y otra vez de repente.

La vida me está regalando emociones y sensaciones tejidas desde la mas absoluta inocencia, y me faltan elementos para luchar contra ellas. Miedín me da, todo hay q decirlo, pero mas miedo aún, me produce rechazar aquello q no he probado; mi amor por el riesgo ha conseguido q sea la mujer q soy, y quien sabe si hacer oidos sordos a esta llamada, podría ser el camino hacia una desestabilidad emocional q no deseo.

Ahora no sólo mantengo, sino q sostengo, mi inoportunidad en el tiempo.

Fué un 11 de Abril, un vino, una maravillosa cena, un tierno paseo y un clavel rojo reventón,

Así fué, así pasó.


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