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jueves, 12 de abril de 2012

SIEMPRE.

Se levantó a la hora de siempre, y se vistió no como siempre. Este sería uno de sus días especiales, un nuevo reencuentro con la compañía casi siempre ausente.

Abrió la puerta nada mas oir el timbre; el chico de reparto le entregó un  ramo de flores muy similar al de  ocasiones anteriores  tanto en precio como en tamaño. La tarjeta sin firmar no era mas q una facilidad para la imaginación y el deseo. Cogió  el florero de siempre, aquel de cristal de colores q había heredado de su madre, y con una suavidad extrema fué colocando flor a flor, cada una con un nombre y apellido imaginario.
Al finalizar, puso el disco, aquel, tb el de siempre, el q la transportaba a una vida diferente, aquella q anhelaba pero q por lejana ´casi había olvidado.

Salió a la calle, a la de siempre, no saludó a nadie y en soledad recorrió el tb camino de siempre; las mismas tiendas, los mismos escaparates, incluso las mismas gotas de lluvia. Abrió el paraguas y llegó al parque de siempre dónde la esperaba la misma cabina telefónica de siempre.
Introdujo las monedas y marcó el número q se sabía de memoria. El contestador al otro lado le dijo q dejara su mensaje y así lo hizo: Como SIEMPRE, nunca estás en casa. Se nota q tienes much@s amig@s. Volveré a llamarte. Cinco veces`introdujo monedas para cinco veces repetir lo mismo.

Volvió a casa, tenía cinco llamadas, cinco mensajes, los mismos de SIEMPRE aromatizados por las flores de SIEMPRE.