Se levantó a la hora de siempre, y se vistió no como siempre. Este sería uno de sus días especiales, un nuevo reencuentro con la compañía casi siempre ausente.
Abrió la puerta nada mas oir el timbre; el chico de reparto le entregó un ramo de flores muy similar al de ocasiones anteriores tanto en precio como en tamaño. La tarjeta sin firmar no era mas q una facilidad para la imaginación y el deseo. Cogió el florero de siempre, aquel de cristal de colores q había heredado de su madre, y con una suavidad extrema fué colocando flor a flor, cada una con un nombre y apellido imaginario.
Al finalizar, puso el disco, aquel, tb el de siempre, el q la transportaba a una vida diferente, aquella q anhelaba pero q por lejana ´casi había olvidado.
Salió a la calle, a la de siempre, no saludó a nadie y en soledad recorrió el tb camino de siempre; las mismas tiendas, los mismos escaparates, incluso las mismas gotas de lluvia. Abrió el paraguas y llegó al parque de siempre dónde la esperaba la misma cabina telefónica de siempre.
Introdujo las monedas y marcó el número q se sabía de memoria. El contestador al otro lado le dijo q dejara su mensaje y así lo hizo: Como SIEMPRE, nunca estás en casa. Se nota q tienes much@s amig@s. Volveré a llamarte. Cinco veces`introdujo monedas para cinco veces repetir lo mismo.
Volvió a casa, tenía cinco llamadas, cinco mensajes, los mismos de SIEMPRE aromatizados por las flores de SIEMPRE.
Qué bonito!!! me encanta como escribes, Ocle. Vamos, como tú ya sabes, como SIEMPRE!!! un besazo!!! F.
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